Veinte años desde Diciembre de 2001

En la historia argentina, lo sucedido en Diciembre de 2001 integra la lista de los hechos colectivos que brindaron más interpretaciones en menos tiempo; segura-mente, también ha sido uno de los emergentes más inesperados. Entre sus conse-cuencias inmediatas figuran el despliegue del movimiento asambleario barrial, la incorporación a la agenda política de numerosas cuestiones sociales antes invisibili-zadas, y un flujo crítico destituyente de inédita riqueza; sus efectos aún perduran. Claramente hay un antes y un después de aquellos días tanto desde la perspectiva de nuestros movimientos sociales como en la óptica de las clases dominantes.
Nadie de quienes participamos de alguna u otra manera, los días 19 y 20 de di-ciembre del año 2001 en las manifestaciones callejeras, los cortes de calles u otros enfrentamientos, podíamos prever el enorme significado de lo que estábamos viviendo, ni el campo de posibilidades que se abría hacia el futuro. Demasiado era lo que estaba quedando atrás en cuanto a modalidades políticas como para percibirlo inmediatamente desde el interior del suceso. En los días posteriores generamos movilizaciones espontáneas, destituciones de presidentes y funcionarios, escraches a jueces y burócratas sindicales, profetizamos cambios radicales y señalamos innumerables caminos a seguir; habíamos ganado la calle con la consigna “Que se vayan todos”.

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