Fuego

Hay un fuego destinado a los seres que esperan; fuego que se mueve simulando vientos que no están. Cuatro o cinco maderas derramadas ahora son leños, devorados por ese pequeño infierno. Podrían haber sido cruz o barco, tal vez papel, baúl o viga. Sin vacilar, se vuelven luz solar en las faldas de una hoguera. Toda la seducción del universo concentrada en un estanque de cenizas.

Una mujer hermosa se enfrenta al crepitar. La luz de su mirada y la luz de los maderos dan la noche. Una mujer hermosa es encantada por ese pequeño infierno, que es como un volcán sin lava. En algún momento del tiempo el claro del cielo mezclará el tono de sus ojos. Ya nada se repetirá.

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